En las pedagogías activas no existe la evaluación

Una de las características de las pedagogías activas es que huyen y rechazan la necesidad de evaluar los resultados del aprendizaje y la adquisición de conocimientos de los niños. No existen pruebas o exámenes que nos proporcionen un dato cuantitativo para establecer que se han superado o no los objetivos y si se ha superado con «éxito» un prueba, tarea o curso.

En todas ellas se observa y acompaña en los procesos, tan necesarios para desarrollarse de forma íntegra, autónoma y equilibrada. Muchas de ellas no ofrecen ni siquiera informes escritos a los padres, pues entienden que cada niño aprende a su ritmo y que el niño no debe adaptarse al sistema educativo, sino que le debemos ir dando todos aquellos recursos necesarios para que nuestra forma de acompañar y enseñar se adapten a ellos, con lo cual las notas no son reflejo de una necesidad educativa del niño sino que deberían ser una guía para que el maestro cambie su práctica si es necesario. Tal vez deberían convertirse en eso: un indicador que nos lleve a reflexionar e investigar sobre nuestra propia práctica, pero no para etiquetar ni juzgar.

reggio emilia

El peso de la evaluación para los maestros

Alguna vez te has preguntado como repercute en los niños y en sus familias el típico boletín o informe en el que se reflejan la adquisición o no de habilidades y capacidades? ¿Es necesario evaluar a la infancia?. Y si un niño no alcanza los objetivos establecidos, ¿Qué quiere decir, que no ha logrado adquirir el aprendizaje o que el maestro no ha utilizado los recursos necesarios para enseñarle?. La evaluación es un arma de doble filo, en el que todas las figuras importantes en la educación pueden salir heridas.

¿ Y para qué evaluamos, para saber si los niños aprenden contenidos, adquieren habilidades, capacidades…? ¿para qué? ¿para etiquetar? ¿para diagnosticarlos?… Creo que la misión más importante en la infancia es jugar, y por lo tanto todos esos aspectos que se establecen en un currículum generalistas no son necesarios para desarrollar su capacidad lúdica que es la que les ayuda a entender y comprender tanto el mundo que les rodea, como a si mismos y a los demás.

Tal vez sea hora de liberar a maestros y educadores del peso tan grande que llevan a la espalda cuando se les exige una evaluación, que en ocasiones hasta debe ser numérica. Tal vez deberíamos olvidar lo cuantitativo para fijarnos en lo cualitativo y sobre todo en los procesos y no en los resultados.

Acompañar con respeto a la infancia se empieza por eliminar la creencia de que los adultos tenemos derecho a juzgarla y evaluarla.

La documentación pedagógica en Reggio Emilia

Una de las pedagogías activas de la Escuela Nueva, Reggio Emilia, desarrolló desde sus inicios, una forma de poner el énfasis, la mirada, en los procesos de aprendizaje. Lo hizo y lo hace a través de la documentación pedagógica de la vida en las escuelas, de los procesos, de las relaciones.

Se trata de recopilar información sobre procesos y momentos concretos y documentarlos. Esto se realiza a través de la observación y la escucha. Es la recopilación de imágenes, vídeos, escritos, dibujos, transcripciones, audios… y una vez documentado y narrado un proceso nos sirve para conocer al niño, sus relaciones, en fin, la vida en la escuela tanto a nivel individual como en comunidad.

La documentación pedagógica se convierte en una herramienta muy útil para la reflexión, investigación de la práctica educativa, tan necesaria para la transformación de aquellas variables que no tienen un peso importante ni válido para el acompañamiento y el aprendizaje.

Pero especialmente es un recurso maravilloso para hacer visible la cultura de la infancia, haciendo que las familias y la sociedad sean conocedores y se sientan cercanos a la vida en la escuela a las experiencias que crean y viven los niños.

La documentación es observación, escucha, compartir, reflexionar, aproximación, involucrar… la documentación es un gran recurso para acompañar y hace que conozcamos la cultura de la infancia y la vida escolar, que en ocasiones parece un bote cerrado muy herméticamente que nos impide saber y compartir con nuestros propios hijos lo que sucede en un espacio en el que pasan muchas horas al día.

 

¿No es una opción más razonable conocer la vida y los procesos de los niños en la escuela en su día a día que conocer únicamente los resultados al final del trimestre? Reflexionemos…

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